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Bienvenidos a esta parte del bosque donde se puede escuchar al hongo hablar.
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La chica que escuchó hablar al hongo
Monstruo | 25 | Argentina | estudiante
Uso mi memoria para datos inútiles y trato de hacer espacio para lo que van a tomar en los exámenes. Amo leer e intento escribir. Antes dibujaba mucho. Vivo lejos, pero enamorada de las montañas y de
un conejo. Cada tanto me gusta ver videos de osos y de shibas. No me hablen nunca de abejas.
También estoy en
Cosas que sí ♥: escribir, leer, dormir en invierno, latín, escuchar música en viajes largos, stop-motion, geishas, mitología, cartoons, compras
Cosas que no ✘: ship hate, la cyber-policía moral, abejas, maltrato animal, colonización cultural


Te voy a guardar en un caleidoscopio ~
- 12/7 -
( x x )
❤
(Llo)Oremos
18 de mayo de 2013 | 22:58 |
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¿A dónde te lleva el tobogán infinito en espiral?
¿A dónde nos lleva, Aureola?
(Ll)Oremos.
(Ll)Ora, hijo mío.
(Bajamos la cabeza y encorvamos la espalda
hasta que nuestras narices rozan el suelo.
Nuestros labios resecos se mueven, lastiman
y se agrietan. Todavía no sangran.)
… que estás en las puertas que se cierran.
(Ll)Oremos, hermanos. Hagamos una hilera.
(No sabe a quién le está rezando mientras sus huesos se deshacen.
Se entrecierran sus ojos mientras sueña
que los ángeles ascienden por la torre
con sus alas puras y aterciopeladas.
Sus blancos pies no tocan las escaleras,
pero los de él sí.)
… nadie me puede fallar. Sea de esta forma, hermanos.
(Nos está faltando todo y el pasto está reseco.)
(Él sube, jadeante y sucio. Sus pies están astillados.
Un piso, el segundo, el tercero. Sonríe de lado.
No es un ángel -nunca-, pero asciende.)
No nos queda otra cosa… Los invito a todos.
(En el séptimo piso hay un cristal, algo que no puede ver,
pero lo siente. No lo deja avanzar.
Mira a ambos lados: los ángeles ascienden -porque
son ángeles-. Él ya no puede…)
(Ll)Oremos.
(Chilla y golpea, intenta subir, aplasta su rostro y
su cabeza casi se abre. Nadie lo ayuda.)
(Vuelve a intentarlo. Pierde la cuenta de las veces.
Su voz se apaga, su dedos se quiebran como vidrio,
su voluntad cae como un ave que muere.)
Marchemos, Aureola.
Y antes de que se rompan las hileras,
él fractura el silencio
y su llanto inunda la inmensidad.
Etiquetas: © squenun