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Bienvenidos a esta parte del bosque donde se puede escuchar al hongo hablar.
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La chica que escuchó hablar al hongo
Monstruo | 25 | Argentina | estudiante
Uso mi memoria para datos inútiles y trato de hacer espacio para lo que van a tomar en los exámenes. Amo leer e intento escribir. Antes dibujaba mucho. Vivo lejos, pero enamorada de las montañas y de
un conejo. Cada tanto me gusta ver videos de osos y de shibas. No me hablen nunca de abejas.
También estoy en
Cosas que sí ♥: escribir, leer, dormir en invierno, latín, escuchar música en viajes largos, stop-motion, geishas, mitología, cartoons, compras
Cosas que no ✘: ship hate, la cyber-policía moral, abejas, maltrato animal, colonización cultural


Te voy a guardar en un caleidoscopio ~
- 12/7 -
( x x )
❤
La vi en el cine, ¿compro el libro igual?
3 de junio de 2013 | 14:54 |
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El viernes, mientras daba vueltas para encontrarme con una persona, decidí matar el tiempo el una librería de calle Lavalle. Pregunté por Vírgenes suicidas, ya que andaba con plata en los bolsillos, pero no lo tenían. "Bueno, voy a ver las estanterías entonces", le dije al vendedor y pasé a una muy grande de novelas usadas, tratando de recordar algunos títulos que me habían sugerido.
Entre todas las cosas que vi, encontré Memorias de una geisha. Muy buen estado, seiscientas páginas, una mínima esquinita doblada, best seller basado en una película conocida... ¡cuarenta pesos! Redondeando, estaba bastante bien, pero tenía miedo de que la película fuera muy apegada al libro y por ende no habría muchas sorpresas cuando lo leyera (como me pasó otras veces).

Opté por tomar el riesgo y después de calcular si me alcanzaba para este y
La tía Tula (este muy sugerido por la novia de mi tío), me los llevé.
Como todavía me quedaban casi dos horas de espera, comencé a leer Memorias en la calle, mientras esquivaba a la gente e intentaba no morir cruzando la calle.
No pude parar.
La narrativa llevadera de Golden, donde se las ingenia para que su narradora protagonista introduzca explicaciones de le época, las acciones que se suceden y a también sus pensamientos, la considero muy bien equilibrada. No me sentí agobiada ni aburrida en ningún momento, además de por sí, la ambientación en un Japón de entre-guerras y la aproximación a la figura de la geisha (desconocida para los occidentales en general) ya es muy llamativa.
Respecto a la película: sí, esta sigue las cosas esenciales del libro, pero por suerte se salta muchos detalles ricos que sólo se pueden ponerse en juego con la escritura (por ejemplo todo lo que pasa por la cabeza de Sayuri) y también algunos hechos, y la relevancia de ciertos personajes es distinta. La parte buena es que se puede ver una cosa y leer la otra y disfrutarlas de forma distinta, sin disgustarse a la hora de compararlas.
El panorama de cómo se manejan las clases sociales, la situación del matrimonio y las amantes consensuadas, los celos y la competencia entre chicas que antes eran amigas, la crueldad en la forma de educar, todo eso explicado desde la experiencia directa de Sayuri basado, aparentemente, en las investigaciones meticulosas de Arthur Golden, me cautivó estos tres días por completo y los disfruté con cada página.
Por eso, si tiene la posibilidad de conseguir el libro, pero los asalta la duda porque vieron la película, pueden dejar eso a un lado. Son dos experiencias distintas, y creo que no se van a arrepentir.
Etiquetas: el verbo leer