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Bienvenidos a esta parte del bosque donde se puede escuchar al hongo hablar.
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La chica que escuchó hablar al hongo
Monstruo | 25 | Argentina | estudiante
Uso mi memoria para datos inútiles y trato de hacer espacio para lo que van a tomar en los exámenes. Amo leer e intento escribir. Antes dibujaba mucho. Vivo lejos, pero enamorada de las montañas y de
un conejo. Cada tanto me gusta ver videos de osos y de shibas. No me hablen nunca de abejas.
También estoy en
Cosas que sí ♥: escribir, leer, dormir en invierno, latín, escuchar música en viajes largos, stop-motion, geishas, mitología, cartoons, compras
Cosas que no ✘: ship hate, la cyber-policía moral, abejas, maltrato animal, colonización cultural


Te voy a guardar en un caleidoscopio ~
- 12/7 -
( x x )
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Trainspotting y su fuerte sabor a antro
28 de diciembre de 2014 | 9:58 |
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"Estas periquitas están venga a contarnos lo hermoso que es Edimburgo, y lo bonito que es el puto castillo de la colina encima de los jardines y toda esa mierda. Eso es lo único que conocen estos capullos de turistas, el castillo y Princes Street, y la High Street."
Hace un par de semanas, después de ver Velvet Goldmine donde trabaja Ewan McGregor, recordé que hay otra película donde interpreta a un personaje con problemas de drogas: Trainspotting. Una examiga trató de hacérmela ver convencida de que iba a adorarla pero como en esa época andábamos por las malas, le tomé cierto rechazo y ni siquiera intenté verla.
La cosa es que Trainspotting anduvo dando vueltas por mi cabeza otra vez y me enteré de que la película está basada en la novela de Irvine Welsh del mismo nombre. No sé por qué, no lo pensé demasiado y fui a averiguar los precios en MercadoLibre para comprarla.
Trainspotting es una colección de retazos. A través de distintas voces conocemos a un grupo de jóvenes escoceses adictos a la heroína. Puede que al principio parezcan fragmentos sin un hilo conductor tan volados como sus personajes pero, a medida que uno avanza en la lectura, se encuentra cierto orden al mismo tiempo que uno de sus protagonistas, Renton, busca reacomodar su vida.
El Edimburgo de esta novela nos muestra el altísimo porcentaje de gente con HIV, la compra y venta de droga como algo cotidiano, las peleas por equipos de fútbol o porque sí, las medidas desesperadas que toman los protagonistas para conseguir heroína y el fondo que se toca mientras uno está ido. El vicio, el machismo y la hipocresía se juntan en una narrativa entretenida y ligera, que a pesar de su abundante lenguaje vulgar, deja espacios para reflexión.
Trainspotting es una ventana a un rincón mugroso de Reino Unido y eso se debe a que sus personajes son verosímiles. La lucha entre dejar o permanecer en la adicción crean los vaivenes en la trama, qué maneras hay de encarar la vida y cuán bajo es necesario caer para poder pensar (ni siquiera llevar a cabo) un cambio.
La crudeza bien manejada en cada uno de sus capítulos, el extraño encanto que puede encontrarse en sus antihéroes que no pretenden demostrar que la droga es mala sino cómo manejar las búsquedas de placer en un país que no da tantas oportunidades, lo hacen, en mi opinión, una novela recomendable.
Etiquetas: el verbo leer