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Bienvenidos a esta parte del bosque donde se puede escuchar al hongo hablar.
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La chica que escuchó hablar al hongo
Monstruo | 25 | Argentina | estudiante
Uso mi memoria para datos inútiles y trato de hacer espacio para lo que van a tomar en los exámenes. Amo leer e intento escribir. Antes dibujaba mucho. Vivo lejos, pero enamorada de las montañas y de
un conejo. Cada tanto me gusta ver videos de osos y de shibas. No me hablen nunca de abejas.
También estoy en
Cosas que sí ♥: escribir, leer, dormir en invierno, latín, escuchar música en viajes largos, stop-motion, geishas, mitología, cartoons, compras
Cosas que no ✘: ship hate, la cyber-policía moral, abejas, maltrato animal, colonización cultural


Te voy a guardar en un caleidoscopio ~
- 12/7 -
( x x )
❤
Let's dance
14 de enero de 2016 | 17:16 |
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Ayer el gobierno de la ciudad organizó un homenaje a David Bowie, el cual consistió en proyectar Laberinto, El Ansia (The Hunger) y El hombre que cayó en la tierra en la plaza que está junto al teatro Colón, además entre cada una pasaron videos musicales.
Acá entre nos, no soy el tipo de persona que llora la muerte de gente famosa (que yo recuerde) y no sé si es porque soy un robot o porque nadie tuvo una influencia tan fuerte en mí como para tocar mis fibras sensibles. Sí lloré con historias de ficción y cuando se murieron mis abuelos, punto. Lo que puedo comprender es el dolor de los demás, sobre todo el de mi novia, cuando alguien importante desaparece de forma convencional, o sea físicamente. Así que en parte sentí pena cuando leí en twitter que Bowie no formaba parte de la población la Tierra
La cosa es que fui con mi hermana al homenaje y realmente me gusta observar, y, de alguna manera, formar parte del sentimiento colectivo. Gente de todas las edades, familias con sus hijos, jóvenes acompañando a los mayores, bellamente heterogéneo el grupo que se reunió tranquilo frente al proyector. Aplaudiendo con la primera aparición de Bowie en cada película y también al final, lo mismo con los video-clips.
Sin embargo, el momento que más disfruté fue en la última tanda de videos. Hasta el momento todos nos limitábamos a mirarlos, aplaudir o gritar un "wooooo", pero cuando llegó "Let's dance" varias personas dejaron sus asientos y fueron hacia la gran pantalla para obedecer a la letra y ponerse a bailar. Yo tenía ganas, pero no me animé porque mi hermana no quiso acompañarme.
La euforia colectiva se había despertado y cuando siguió "Modern Love" se levantó más gente y nosotras ya no pudimos resistir ese pequeño embrujo. Mi hermana me dijo que no sabía bailar, pero si miraban a todos los que estaban frente al proyector, no había ningún Michael Jackson, sino gente moviéndose alegremente, improvisando, tal como hicimos nosotras. En medio de tanta gente que no está para juzgar ni reirse, cuando ya la luna brillaba y soplaba un vientito fresco, sin autos haciendo ruido y la música devorando todo al rededor, ¿qué importa el saber bailar? Si es que realmente existe un "saber bailar" universal.
El baile forma parte de la historia del hombre y nunca dejó de estar presente. Desde los rituales hasta lo teatral, desde el cortejo hasta las celebraciones, con la música evolucionando de a poco y luego en grandes zancadas, toda esa historia milenaria de ritmo y movimiento convergió en la noche de ayer, en David Bowie y un montón de personas bailando y cantando ♫ but I try, I try.
Ese momento de comunión fue lo más lindo de la noche y me alegra haber ido, incluso aunque no haya llorado como otros, aunque no tenga la discografía completa o sólo conozca las canciones más populares y las que pasan en radio. Con sólo disfrutar al extraterrestre multifacético en ese momento uno ya estaba dentro del juego.
Etiquetas: lo que me llevo de la vida