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Bienvenidos a esta parte del bosque donde se puede escuchar al hongo hablar.
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La chica que escuchó hablar al hongo
Monstruo | 25 | Argentina | estudiante
Uso mi memoria para datos inútiles y trato de hacer espacio para lo que van a tomar en los exámenes. Amo leer e intento escribir. Antes dibujaba mucho. Vivo lejos, pero enamorada de las montañas y de
un conejo. Cada tanto me gusta ver videos de osos y de shibas. No me hablen nunca de abejas.
También estoy en
Cosas que sí ♥: escribir, leer, dormir en invierno, latín, escuchar música en viajes largos, stop-motion, geishas, mitología, cartoons, compras
Cosas que no ✘: ship hate, la cyber-policía moral, abejas, maltrato animal, colonización cultural


Te voy a guardar en un caleidoscopio ~
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❤
Monstruo
28 de mayo de 2016 | 17:29 |
3 ✉
El monstruo es un concepto que formé en mi cabeza desde hace mucho. Escapa del monstruo clásico, el de películas de terror, y tampoco se remite sólo al carácter malvado de una persona. Es una fusión de cosas, no corren sólo por lo "malo" y lo "espantoso", sino porque lo me atormente o avergüenza.
El monstruo es un ser que lucha por el control de sus impulsos, es enorme y las cosas a su alrededor son pequeñas y delicadas, entonces tienen que tener más cuidado todavía. Cómo dice las cosas, cómo las hace, cómo hacerle entender a otros que también puede sentirse angustiado y que no es una masa fuerte e indestructible.
Es débil, pero también esconde una fuerza dañina. El monstruo es competitivo, envidioso, sensible a la frustración, receloso y cada tanto soberbio. Se aferra a las pocas habilidades que cree tener y a veces no soporta compartir. Desea el dominio de muchas cosas y personas, pero no quiere cederle a nadie lo que ha conseguido, incluso cuando de noche se pregunte por qué tiene lo que tiene. Si el monstruo sabe que de no serlo, tal vez no se juntaría con otro como él.
Esta criatura habita dentro mío si es que no soy yo directamente, vaya uno a saber. Quisiera que no esté, pero creo que sin el me faltaría algo y sería nada, aunque no dejo de tener la idea de que soy desagradable. El monstruo me absorbe o quizá mi porcentaje de monstruo está sobrepasando lo permitido.
Y la envidia... la envidia... qué vergüenza.
Etiquetas: lo quería contar