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Bienvenidos a esta parte del bosque donde se puede escuchar al hongo hablar.
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La chica que escuchó hablar al hongo
Monstruo | 25 | Argentina | estudiante
Uso mi memoria para datos inútiles y trato de hacer espacio para lo que van a tomar en los exámenes. Amo leer e intento escribir. Antes dibujaba mucho. Vivo lejos, pero enamorada de las montañas y de
un conejo. Cada tanto me gusta ver videos de osos y de shibas. No me hablen nunca de abejas.
También estoy en
Cosas que sí ♥: escribir, leer, dormir en invierno, latín, escuchar música en viajes largos, stop-motion, geishas, mitología, cartoons, compras
Cosas que no ✘: ship hate, la cyber-policía moral, abejas, maltrato animal, colonización cultural


Te voy a guardar en un caleidoscopio ~
- 12/7 -
( x x )
❤
La noche es mi amiga
10 de julio de 2016 | 0:21 |
1 ✉
Comenzó con el resultado de una búsqueda por tumblr y la imagen me dejó con mucha curiosidad —para qué negarlo, los mangas que tengan un toque de BDSM terminan llamándome— así que me fijé en la autora y el nombre: Yoru wa Tomodachi de Ido Gihou.
En ese momento no estaba para descargar y mucho menos estaba en español, siempre pasa lo mismo: cuanto más cuesta encontrarlo, más desenfrenado es mi deseo de leerlo, como si un ente me lo prohibiera porque sí. A todo esto, yo estaba a horas de tener la regla y basta con la más mínima cosita que no se cumpla como quiero para que llore de histeria; la noche que estuve buscando Yoru fue muy intensa (?) y no fue hasta el día siguiente que descargue el tomo en japonés.
El diseño de personajes me enamoró al instante y a pesar de que no pude entender ni una sola palabra, la historia que había armado en mi cabeza interpretando las imágenes me había hecho lagrimear. Lo que más quería entonces era que alguien la tradujera para comprobar si lo que me inventé estaba acertado o no. Meses después mis plegarias fueron escuchadas y exploté.
Yoru wa Tomodachi (La noche es mi amiga) empieza con Masumi cancelando planes con sus amigos para juntarse con un "bicho raro" que cursa en la misma universidad que él. Se encuentran en un parquecito y van a cenar, aunque parece que a Tobita, el otro chico, le incomoda ese tipo de acercamientos, sólo quiere ir al punto: coger.
A Tobita le gusta el sexo sadomasoquista, tiene experiencias y no sabemos muy bien cómo, Masumi accedió a darle algo que parece complicado de conseguir: una pareja sexual con los mismos gustos. Durante los seis capítulos que componen el tomo unitario, Tobita y, sobre todo Masumi, experimentan distintas formas de tener sexo violento pero calculado y consensuado, incluso tienen una palabra secreta que indica cuando hay que parar. Esto es algo que no se ve en muchos mangas BL, acá se respeta el juego del BDSM y el mismo Tobita tiene sus límites.

Yoru no se trata sólo de sexo violento, sino que Ido Gihou nos presenta interrogantes como por qué Tobita siente placer con los golpes y la humillación, si es una forma natural de gozo o una perversión condenable. También trata sobre la comunicación entre dos chicos, uno introvertido y otro que sonríe demasiado aún cuando no se siente del todo feliz. Qué significa conocer y querer acercarse a alguien que parece tan distante, qué pasa cuando el sexo y las emociones empiezan a mezclarse, ¿es justo que sólo uno se sienta cómodo haciendo cosas a las que otro está acostumbrado?, ¿está bien complacer al otro aunque se sienta raro?

Cada capítulo es un paso que descubre a los dos protagonistas y al final pareciera que las puertas vuelven a dejarnos afuera. Tobita es una flor que se abre y se cierra, cada tanto deja ver su interior, y Masumi por otro lado no está seguro de nada, en momentos ni siquiera sabe si de verdad está haciendo lo que quiere. ¿Qué va a pasar con ellos?, podemos preguntarnos mientras abrimos el archivo del capítulo siguiente.
Y ese es otro de los encantos de esta autora: Ido Gihou deja incógnitas, a veces con sabor agridulce, otras amargo. No hay buenos ni malos, hay gente diferente, a veces se entienden y otras no, a veces sufren con cosas tan naturales como conocer a alguien diferente, otras porque no entienden qué les pasa o no reconocen el amor (como pasa en sus otros mangas).
De todas las historias que llevo leyendo, Yoru es mi preferida. El ambiente nocturno en el que se dan todos los encuentros de Masumi y Tobita, la armonía cotidiana que viven y el devenir de los pensamientos, casi siempre, desde el punto de vista de Masumi, crean una atmósfera melancólica con tintes eróticos que en un BL no pueden faltar.
Me atrevo a decir que este BL con sadomasoquismo es distinto, escapa al cliché, respeta la reglas de estas prácticas sexuales y además tiene un trasfondo algo más amplio.
Para los loquillos que adoran la estética de un manga físico, les cuento que la edición es
hermosa: con la sobrecubierta de un papel delicado, con Tobita en la portada y Masumi en la contra portada, las tapas sin la cubierta tienen el diseño de muchas estrellas. La verdad que vale la pena.
Sobre el final, claro que no voy a decir nada porque pueden leerlo ustedes mismas en el fansub
Sugar Sex Night, proyecto que
Dami impulsó. El cariño que le tomé a Tobita y Masumi fue así de grande, alcanzó para traducir el manga completo para poder compartirlo con quienes hablan español.
Así que si tienen tiempo, si tienen ganas de probar algo nuevo, si les gusta angustiarse de a ratitos o si simplemente se abren a cualquier tipo de BL, no dejen de leer esta historia y formar parte de una noche que ojalá nunca termine para estos dos chicos.
Etiquetas: el verbo leer