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Bienvenidos a esta parte del bosque donde se puede escuchar al hongo hablar.
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La chica que escuchó hablar al hongo
Monstruo | 25 | Argentina | estudiante
Uso mi memoria para datos inútiles y trato de hacer espacio para lo que van a tomar en los exámenes. Amo leer e intento escribir. Antes dibujaba mucho. Vivo lejos, pero enamorada de las montañas y de
un conejo. Cada tanto me gusta ver videos de osos y de shibas. No me hablen nunca de abejas.
También estoy en
Cosas que sí ♥: escribir, leer, dormir en invierno, latín, escuchar música en viajes largos, stop-motion, geishas, mitología, cartoons, compras
Cosas que no ✘: ship hate, la cyber-policía moral, abejas, maltrato animal, colonización cultural


Te voy a guardar en un caleidoscopio ~
- 12/7 -
( x x )
❤
Metamorfosis
17 de julio de 2016 | 10:43 |
3 ✉
Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregor Samsa se despertó convertido en un monstruoso insecto.
Una mañana, tras otra noche de sueño intranquilo, Gregor Samsa se despertó asumido como homosexual.
Así podría interpretarse el famoso cuento de Kafka, quizá torciendo un poco las cosas o quizá no, porque tiene muchas interpretaciones y Kafka no dejó la respuesta en ningún lugar. La gracia del cuento está en la amplia interpretación que podemos darle, sobre todo nosotros que ahora lo vemos con ojos del siglo XXI. ¿Qué es ser un insecto? Y no una mariposa hermosa o una araña temible, sino algo desagradable que hace vacilar a los lectores entre cucaracha o escarabajo.
Gregor Samsa amanece transformado y su familia siente miedo y repulsión. La comunicación es imposible, aunque curiosamente, Gregor sí puede entender lo que su familia dice; son ellos los que ya no pueden decodificar sus palabras, él perdió la facultad humana de hablar pero no de escuchar, la familia Samsa asume que el nuevo Gregor ya no tiene ni voz ni voto.
El apoderado va a verlo en seguida, hay un reproche general mientras sus padres, al otro lado de la puerta de la pieza, están preocupados. Finalmente, cuando el hombre insecto consigue salir de la cama y abrir la puerta, se revela el horror; el apoderado huye, el padre lo empuja con violencia y, durante el resto del cuento, Gregor Samsa es confinado en su cuarto.
¿Y si lo que dijo es que no puede cumplir con las convenciones heteronormativas de la época?, ¿si lo que le dijo a sus padres y al apoderado es que a él le gustaban otros hombres como él? Entonces no resulta raro que su madre se apene, que su hermana solloce, que su padre lo aborrezca y encierre como si el insecto ya no fuera hijo suyo. Para mí tiene sentido, los símbolos son libres de manejarse, de encajar en situaciones que atravesaron la historia de la humanidad. ¿No es así como varias personas ven a los que estamos fuera del circulo hétero, como insectos desagradables por los cuales sienten pena?
Días encerrado en el cuarto, segregado en su propia casa por su familia, escuchándolos y sintiéndose inútil, ajeno, desagradable, culpable de no poder mantenerlos —y es que los homosexuales no mantenemos las expectativas por ser como somos, ¿o no?. Al principio es su hermana menor quien le acerca algo de comer y descubre, con horror, que los gustos de Gregor también cambiaron; lo mismo pasa con su forma de moverse: el nuevo insecto es más libre al caminar por paredes y techos. Quienes aceptan sus realidades se ven un poco más liberados, descubren cosas nuevas que el resto no siempre comprende, ¿verdad?
Pero al final —sí, esto es spoiler del cuento, si es que no lo leyeron— la situación se vuelve intolerable: el padre vuelve a lastimarlo, su hermana ya no lo soporta, la madre está dolida y tampoco quiere seguir así, aunque por momentos cree que Gregor va a volver a su viejo estado. No más. Hay que deshacerse de él.
Pero Gregor les ahorra el trabajo porque se muere.
A veces dejamos morir una parte nuestra, figurada o literalmente. La metamorfosis es complicada, dolorosa, puede aislarnos o puede que el resto elija aislarnos aunque nosotros todavía entendamos. Somos bichos raros, cambiamos, decepcionamos, somos libres, conseguimos caminar por el techo, un día nos levantamos y somos algo distinto, para bien o para mal.
¿Gregor Samsa realmente se volvió un insecto o es así como se vio reflejado en los demás?
Porque lo más curioso en el cuento, para mí, fue que él nunca se horrorizó, como se esperaba, de su nuevo aspecto. Se sorprendió, se vio complicado, pero... lamentaba más la distancia de su amada familia que su nuevo aspecto.
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